Todos contamos con la habilidad de ser creativos, y aunque algunas personas crean que no, muchas veces solo hacen falta ciertos métodos que los incentiven a ello para que puedan generar ideas.
A menudo, las sesiones de brainstorming son la estrategia más conocida para cumplir con tal objetivo. Sin embargo, existe otra técnica menos conocida, pero altamente efectiva: el brainwritting.
Este método permite superar las limitaciones de las sesiones tradicionales y promover una participación más equitativa para cualquier proyecto, desde empresarial hasta online, para hallar las mejores maneras de destacar, sea con ayuda de un servicio de link building internacional u otros métodos.
¿Qué es el brainwritting y como se hace?
Esta es una técnica que busca principalmente la generación de ideas, la cual se realiza por escrito, a diferencia del brainstorming que se realiza verbalmente.
En esta metodología, los participantes escriben sus ideas en papel o en un formato digital en lugar de expresarlas en voz alta. Posteriormente, estas ideas se comparten, se combinan o se expanden con las contribuciones del grupo.
El proceso típico inicia con la presentación del problema o tema. El facilitador explica el objetivo de la sesión y plantea el problema o el tema que se desea resolver. Se continúa con la generación individual de ideas. Cada cual escribe las mismas en un periodo de tiempo limitado, sin interrupciones ni influencia externa.
Luego, las ideas se comparten, ya sea rotando los papeles entre los participantes o mediante un sistema digital, para después hacer un refinamiento y combinación. El grupo analiza, refina y combina las ideas para generar soluciones más completas.
Por último, se eligen las más relevantes o prometedoras para su implementación, fomentando una participación más inclusiva y evita que las voces más fuertes o dominantes en el grupo opaquen las contribuciones de los demás.
¿Por qué es bueno usar la técnica del brainwritting?
Este supone una serie de beneficios que lo convierten en una herramienta valiosa para cualquier equipo, como lo son:
- Participación igualitaria. En un entorno verbal, algunos participantes quizás se sientan intimidados o inhibidos. Al emplear dicho recurso, todos tienen la oportunidad de contribuir sin interrupciones.
- Evita el efecto de dominación. En las sesiones de brainstorming, las personas más extrovertidas o con posiciones de poder pueden influir desproporcionadamente en el grupo. El brainwritting elimina este sesgo al enfocarse en ideas escritas que no se conocen sino hasta después.
- Fomenta la reflexión. La escritura permite reflexionar y desarrollar ideas más completas antes de compartirlas.
- Mayor volumen de ideas. Al trabajar de forma individual, el grupo va a generar más ideas en menos tiempo, que servirán por ejemplo para generar contenido de marca, encontrar soluciones a un problema, hallar el siguiente producto a vender, etc.
- Minimiza las interrupciones. La estructura del brainwritting reduce las distracciones y los desvíos en la conversación.
- Más variedad de perspectivas. Al no haber influencia inmediata, la creatividad tienden a ser más diversas.
- Documentación inmediata. Las mismas ya están escritas, un hecho que hace más simple su registro y análisis posterior.
- Es ideal para equipos grandes. Incluso en grupos numerosos, asegura que todas las voces sean escuchadas en general.
- Facilita el seguimiento. Al estar en papel son más fáciles de revisarse y evaluarse después de la sesión, lo que garantiza que ningún aporte se pierda.
Consejos para aplicarlo
Para implementar el brainwritting de manera efectiva, es importante seguir ciertos consejos que optimicen los resultados:
- Define claramente el objetivo. Antes de iniciar, procura que todos comprendan el tema o problema que se quiere abordar.
- Selecciona el método adecuado. Decide si utilizarás papel, tarjetas o una plataforma digital para recopilar las ideas.
- Establece reglas claras. Informa de todos los detalles de manera concreta, como por ejemplo el tiempo que tienen y las expectativas.
- Crea un entorno cómodo. Proporciona un espacio tranquilo y sin distracciones para que cada una de las personas se concentren.
- Limita el tiempo. Asigna un tiempo breve para escribir inicialmente, porque esto ayuda a evitar bloqueos creativos y fomenta respuestas espontáneas.
- Fomenta la originalidad. Anima al grupo a pensar fuera de lo común y a escribir cualquier idea que consideren relevante, sin temor a juicios.
- Usa rotación de ideas. Si trabajas con papel, deja que las ideas se pasen entre cada cual para que puedan construir sobre las propuestas de otros.
- Agrupa y analiza las ideas. Después de recopilar las contribuciones, clasifícalas en temas o categorías para facilitar su evaluación.
- Involucra a un facilitador. Designa a alguien que guíe el proceso, supervise el tiempo y garantice que se sigan las reglas.
- Asegura el seguimiento. Desarrolla un plan para implementar o probar las ideas seleccionadas. Esto demuestra que el esfuerzo del grupo es valorado.